El logro más importante en esta etapa es el descubrimiento de la constancia de los objetos. Al final del primer año de vida los objetos que se desaparecen del primer campo visual del niño ya no cesan de existir para él, como sucedía anteriormente. Así pues. El niño se da cuenta de que los objetos tienen una existencia separada del y puede conservar imágenes de ellos en su mente.

La adquisición del lenguaje y el empleo de símbolos caracterizan a esta etapa del desarrollo. De hecho, las palabras particularmente los nombres de las cosas llegan a tener una cualidad mágica para el niño. Él cree que el nombre de un objeto, es parte del mismo, y que no puede existir sin su nombre. El llama bastón a un rifle y lo trata como si lo fuera. Y se molesta si alguien lo llama con un sobrenombre.

En esta etapa, el niño aún no alcanza a comprender el principio de conservación. Su falta de comprensión se extiende también a las relaciones sociales, por ejemplo, no comprende el hecho de que si tiene un hermano, su hermano este en el mismo caso, o de que alguien sea al mismo tiempo católico y mexicano. No ha captado todavía las personas y los objetos pueden pertenecer, al mismo tiempo a más de una categoría.

Después de la edad de los 7 años, el niño puede conocer la conservación y es capaz de clasificar a las cosas y a las personas dentro de más de una categoría. Este logro marca un gran avance en el desarrollo cognoscitivo de niño. La ha comenzado a captar que las propiedades físicas de las cosas, su cantidad, numero, peso y volumen, permanecen constantes incluso cuando su físico cambia.

El niño aprende que existe orden en el mundo físico, y que hay reglas que él puede aprender, para descubrir que orden se trata. De esta manera está en disposición de saber como es el mundo realmente, aún cuando en ocasiones esto no concuerde con las percepciones que tiene de éste. El niño que todavía no ha alcanzado la etapa de las operaciones concretas, se encuentra atado a los indicios de la percepción que recibe del ambiente al tratar de entenderlo. Sin embargo, como el nombre de esta etapa lo indica, el niño solo puede aplicar las nuevas reglas que ha aprendido a los objetos concretos de su ambiente. El pensamiento abstracto está todavía más allá de su alcance.

La capacidad para formar conceptos y para pensar en conceptos abstractos, constituyen los logros finales del desarrollo intelectual del niño, los cuales aparecen poco después de los 11 años de edad. El uso de razonamiento lógico en la solución de problemas, es el logro particular de esta etapa. El niño ya no dependerá de la presencia física de los objetos que puede ver y manipular, ahora puede elaborar cosas en su cabeza y llegar así ha dar respuesta a los problemas. Y en los últimos años de la adolescencia, cognoscitivamente se convierte en adulto.

A medida que el niño va madurando, trata de adaptarse más y más al complejo mundo que siempre le ofrece la nueva información del mundo. PIAGET sugiere que este proceso de adaptación se puede dividir en dos partes, en una de ellas, el niño asimila nueva información acerca del mundo dentro de su sistema cognoscitivo; su único modo de pensamiento. Este recibe el nombre de asimilación.

La otra parte entra en juego cuando la forma de pensar del niño no es lo suficientemente compleja como para permitirle entender alguna información nueva. El niño se ve entonces obligado a reorganizar su sentido cognoscitivo para incluir la nueva situación. A esto se le llama acomodación.

Una vez que se ha logrado una acomodación particularmente decisiva, el niño estará listo para entrar a la siguiente etapa del desarrollo.

Debemos notar que las etapas del desarrollo, según PIAGET, parecen cumplirse para una amplia variedad y no solo para su nativa SUIZA. También parece ser que el niño madura intelectualmente, de la misma manera y a la misma edad, en Europa, América, Hong-kong, Africa etc. desde luego existen diferencias individuales entre los niños en todas estas culturas. algunos niños comprenden el principio de conservación a la edad de seis años, mientras que otros lo hacen a la edad de 8 años.

Sin embargo, Piaget, a pesar (o quizá a causa de esto) de sus primeros trabajos de las pruebas de inteligencia, no se mostraba muy interesado en las edades que señalan las etapas de maduración. Él pensaba que se puede acelerar el paso de un niño atravéz de las etapas del desarrollo entrenándolo haciendo ciertas cosas, pero no consideraba que tuviera alguna ventaja hacerlo. De hecho, puede ser peligroso. Mas tarde o más temprano según pensaba, todos atraviesan por cada una de las etapas del desarrollo, y el cómo biólogo, consideraba que debía haber una buena razón para que este proceso tomara su propio curso. Quizá necesitamos que la experiencia de la maduración siga nuestro propio paso, para prepararnos adecuadamente, para realizar las adaptaciones que tengamos que hacer por el resto de nuestra vida.